MIRAD VELAD Y ORAD PORQUE NO SABEIS EL DIA NI LA HORA

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sábado, 11 de junio de 2011

SEMBRANDO PARA EL ESPIRITU

“No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna” (Gál. 6:7-8).
Sembrar puede significar : Trabajar en algo, invertir tiempo y esfuerzo en algo, aportar para que algo suceda, hacer una obra o acción que traerá una consecuencia, dedicarme a algo, etc.

Segar significa: Obtener un resultado, una recompensa, tener la consecuencia de mis acciones, disfrutar del fruto de mi trabajo, tener un resultado de mi esfuerzo, etc.
Según la cosecha cualquiera sabe lo que un sembrador sembró.Lo que un campesino siembra eso mismo cosechará y antes de sembrar sabe perfectamente qué semilla usará.

Ningún campesino prepara su tierra para sembrar sin saber antes qué va a sembrar, y por lo que siembra sabe de antemano lo qué cosechará, y también sabe cuándo podrá cosechar, y sabe qué hacer mientras el resultado de la semilla va desarrollándose.

Si ello lo sabe el sabio campesino, ¿cómo el Creador será burlado si se percata de lo que el hombre está haciendo con su gente, con su sociedad, con su nación, con su entorno, con su ecosistema, y con su propia vida y con la vida de los demás?

En otras palabras Dios esta vigilando todo lo que hacen los hombres, y todo, tendrá una recompensa, ya sea buena o mala, ósea que todo lo que hagamos tendrá una consecuencia, y por otro lado no podemos esperar que pase algo, si nosotros no hicimos nada al respecto para que suceda.

Todo lo que el hombre está sembrando, injusticia tras injusticia, inmundicias, devastaciones, eso también segará.

Las consecuencias las experimentará y será víctima de su propio invento.

El que siembra “para su carne”, robando, matando, engañando, de su resultado “segará corrupción”, que es el fruto de esa siembra.
Si nosotros actuamos y obramos conforme a la carne y nos ocupamos en agradar a la carne, tendremos como resultado una vida corrupta, sin fruto espiritual, sin amor, sin presencia de Dios, sin felicidad y por el contrario segaremos corrupción, ósea tristeza, pobreza, soledad, etc. Todas aquellas cosas desagradables y que corrompen el alma humana.

Pero el que siembra para edificar en beneficio de su razón de ser, según el propósito para lo que fue creado, de ese cuidado, de esa dedicación, de cultivar lo bueno en su vida, de ese buen comportamiento, de buscar su relación con el Creador y con su Hijo, de esa siembra, segará vida eterna”.

¿Qué podemos sembrar para el Espíritu?

Sabemos que los frutos del Espíritu son: Amor, gozo, paz, paciencia, bondad, benignidad, fe, mansedumbre, templanza.

¡Pues si ya conocemos cuales son los frutos del Espíritu procuremos sembrar en nuestro entorno  esas semillas ¡

La Biblia nos anima a que hagamos el bien, no importa que parezca suceder, siempre, siempre, que hagamos el bien, vamos a cosechar algo bueno. Solo debemos ser pacientes y esperar, tal como lo hace un sembrador, cuando siembra no ve el fruto inmediatamente, debe esperar a que crezca y madure. Y Si es paciente a su tiempo disfrutara la recompensa de su esfuerzo.

 La Biblia dice: “No nos cansemos, pues, de hacer bien, porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. Gal.6:9”
Muchas veces el sembrar para bien, no resulta muy placentero al inicio, pues no se ve un fruto inmediato, además, que implica un esfuerzo, trabajo, y a veces, sudor o tristeza, sin embargo, el fruto vendrá en su momento, y cuando eso suceda, entonces nos alegraremos y gozaremos en el resultado, así que no tenemos que desanimarnos sino continuar.

“Los que sembraron con lagrimas, con regocijo segarán. Sal.126:5”
La medida de lo que sembramos determinara la medida de nuestra cosecha. Ósea que si yo trabajo poco, me esfuerzo poco obviamente no tendré un gran resultado. Si quiero grandes resultados debo hacer cosas grandes.
 
 Pablo el apóstol habla a la iglesia con respecto a las ofrendas que ellos dan a Dios, dando a entender que lo que damos para Dios traerá una recompensa:

“Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segara escasamente, y el que siembra generosamente, generosamente también segara.  2Cor.9:6”
esto también se aplica a cualquier otra área en nuestras vidas.
Sembremos para la eternidad, no para la temporalidad. Sembremos abundantemente sabiendo que Dios siempre nos dará recompensa, seamos sabios y sembremos para el Espíritu y no para la carne.

“El que al viento observa, no sembrara; y el que mira a las nubes, no segara. Ec.11:4 “
 

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